top of page

LAS DISCORDIAS DE LA BAJADA

  • radiogaroecadenase
  • 13 jun
  • 2 Min. de lectura


               CRÓNICAS PRETÉRITAS 

                              Por Donacio Cejas Padrón


                 LAS DISCORDIAS DE LA BAJADA


   En mi Crónica Pretérita de ayer,  me hacía yo eco de unas declaraciones del Sr. Alcalde de Valverde, en las cuales informaba de grandes discordias  para la organización de La Bajada, especialmente por  las discrepancias  con y entre los grupos de bailarines de nuestra isla, y me ha venido a la memoria mis opiniones escritas en  las Bajadas precedentes, en  las cuales manifestaba   mi parecer de que los bailarines se estaban tomando unas atribuciones que no les correspondí

ree

an, pretendiendo alzarse con el protagonismo del acontecimiento cuatrienal,  incluso por sobre las  autoridades, e incluso por sobre La Iglesia. Pareciera que La Bajada se convertía en Bajada de Los Bailarines.


Mi avanzada edad  y mi forma de ser, me recomiendan prudencia y mesura al emitir opiniones sobre temas tan delicados y sensibles, pero al mismo tiempo me hacen recordar los acontecimientos de 1,993 en Malpaso, en los cuales las autoridades  y la misma Iglesia se plegaron a las pretensiones de los bailarines de un pueblo, haciendo dejación de su autoridad, que no debieron  dejar de ejecutar, y les permitieron  salirse con la suya y lograr sus  insolidarias pretensiones. En ese mismo día yo consideré que se estaba abriendo la puerta a un conflicto que tendría largo alcance, como así ha sucedido. Ahora resulta que van a ser los bailarines los protagonistas principales de La Bajada, por encima incluso de el sentido religioso del acontecimiento.


Sucedió algo parecido, cuando en La Cruz de Los Reyes en la última Bajada, volvieron los bailarines a convertirse en árbitros del  acontecimiento, interrumpiendo por su capricho  el tiempo de baile en aquel lugar. Las autoridades no tuvieron la fuerza necesaria para corregir lo que estaba sucediendo, y de nuevo volvieron a incurrir en la misma dejación de su autoridad, y después tampoco hubo sanción alguna

para los que participaron en aquella interrupción. Ahora, a mi juicio tardíamente, se está volviendo a la misma situación, y  el desarrollo de los actos y procesiones de La Bajada pareciera  estar a merced de lo que los grupos de bailarines dispongan.


La autoridad es una función que hay que ejercerla por quienes la detentan, cuando sea necesario, ese es un principio universal del funcionamiento de las sociedades, y si  no se ejerce, se caerá en la debilidad y en el deterioro de las  mismas. 


Quiera Dios que  lo que yo temo, y de lo que vengo advirtiendo hace tiempo no suceda, para bien de La Bajada y el prestigio de nuestra isla.

Comentarios


bottom of page