CALLES, PLAZAS Y SENDEROS VI por María Elena Moreno.
- radiogaroecadenase
- hace 4 días
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He observado el sonido de nuestro alrededor. Subiendo senderos hasta las cumbres de nuestro Pierisco, observamos el ruido de la brisa y en medio de la energía telúrica y la luz de la luna, oímos el cantar de los grillos y cigarras. Son ruidos mágicos que te arrullan en la meditación.
Pero voy a relatar cómo he observado un fenómeno como es la misofonía o aversión a ciertos ruidos desagradables y repetitivos. Estas personas cargan una respuesta exagerada por ciertos traumas relacionados con la ansiedad y el estrés. No tiene cura pero puede terapiarse en algunos individuos. Sin embargo, en ciertas personas que no son misofónicas pasa que también que se sienten incómodas, ¿quién no se ha sentido mal con algún ruido? Voy a poner un ejemplo.

Mientras dí a lavar mi coche, entré en un bar a tomar un café. De pronto, empecé a sentirme mal. Noté una música cuyo protagonista era un cantante, no sé señalar el tipo de música que era, podría ser entre Pop y algún otro estilo como Hip Hop o Reguetón. Más bien, me resultó una fusión de géneros, pero me estaba irritando. La voz del cantante era chillona sin armonía y balbuceaba palabras de tragedia amorosa sin ninguna originalidad. Pareciese que él mismo lo estuviera pasando mal, pues se quejaba más que cantaba. En el fondo admiré que estuviera en un hilo musical contratado al efecto en ese bar. Pensé: "tiene mérito que haya llegado tan lejos y que lo hayan dejado escalar".
Me dieron ganas de decirle a la camarera que lo quitara, pero en esos negocios defienden sus derechos a estar ofreciendo música que ameniza a ellos y a los que entran a desayunar.
Pero ocurrió algo más que hilarante. Había un muchacho tomándose un refresco y un bocadillo. Vestía con ropas de trabajador mezcla de sport desgastado y comodidad. En un momento, se dirigió a la empleada y le dijo: "¿No tienes otra música?, porque siempre que entro aquí tienes unas canciones de fondo que son para cortarse las venas". Esto lo dijo varias veces y yo me sentía divertida, pues el chico dijo lo que yo estaba pensando. Coincidir en ciertas opiniones nos da satisfacción y alegría.
A veces, nos sentimos atacados con sonidos estridentes que nos causan estrés en garajes de grandes superficies, tiendas y almacenes donde pareciera que allí los empleados no quieren estar a solas consigo mismos y se muestran agresivos cuando les dices que bajen la música. Sin ser fonofóbicos podemos sentirnos molestos con ciertos estilos que pretenden ambientar los espacios comerciales.
Letras como."baby, lo hicimos y luego se me quedó tu olor todo el día y toda la noche y ahora quiero hacerlo otra vez baby..."Eso dando batucada repetitiva deprime. Y cuando cambian la música con temas de todos los tiempos uno revive.
En fin, no quiero ser fóbica ante los sonidos pero perdonen mi desahogo, por favor...
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