NAVIDAD DE ANTES EN EL HIERRO

EVOCANDO RECUERDOS.

LA NOCHE BUENA A PRINCIPIOS DEL S.XX EN FRONTERA.

Conversando con mi madre, una tarde de invierno lagunera, recordaba la Noche Buena en El Hierro; su madre le contoba que en la Villa de Valverde, que eran aficionados al teatro, celebraban por la tardecita una obra de teatro y luego asistían a una misa, para celebrar la venida del hijo de Dios.

En Frontera me dice que era muy famosa la noche del 24 de diciembre.

La Plaza de La Candelaria se llenaba de ventorrillos, se paseaba, no sólo vecinos de El Golfo sino de El Pinar, Valverde, Sabinosa, era una gran fiesta.

Se cenaba temprano para dejar los espacios de tiempo establecido para comulgar.

Uno de los ventorrillos era a favor de la iglesia, algunas veces.

Llegada la hora de la misa, se entraba en la iglesia y el altar mayor estaba cubierto por un telón negro, que al tiempo que se daba un tiro al aire, lo solía dar Juan Cejas, tío de Dony y Fisco, cantaba el Gloria el cura, se abría el telón y tocaban los bailarines las chácaras.

El telón dejaba descubierto un pesebre llenito de figuras, el altar era semicircular, distinto del actual. Los adornos eran cedidos por los vecinos, que luego eran devueltos.

La iglesia se adornaba con musgo cogido en el monte, partorcitos que ofrecían cosas al niño Jesús, vestidos con ropitas de pastores.

Los pastorcitos recitaban:

*Anoche cuando estaba bien dormido, Gilota me despertaba,”alevántese” le digo, que dicen que por Belén el redentor ha nacido.

*No sabía que traerte, pero tanto rebusqué, que fui al ganado y te traje beleté.

*Aquí te manda Gilota para que envuelvas a tu niño, mantas, pañales, chambritas y justillo.

*Por si acaso no han comido, que se hagan un mojillo, de aceite una buena cuarta, de cilantro un perrillo, cuatro cabezas de ajos y una cuarta de cominos.

*¡Ah San José!, ¿Pero es es tu niño.?, ¡Qué hermoso ser!, manzanerito encarnado, esta flauta te daré, para que toque su ganado.

Se daban “nueve misas de luz”de madrugada, temprano, cuando amanecía ya debía estar terminada, siendo la novena, la madrugada del 24.

Después de la misa cantada que ya daban las tantas, cada uno a su casa, donde brindaban con

mistela el nacimiento del niño Jesús.

Angélica Calero Armas