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VALORES MORALES

CRÓNICAS PRETÉRITAS

Por Donacio Cejas Padrón

LAS TRES SOLVENCIAS QUE CONFORMAN

LA PERSONALIDAD DE LOS INDIVIDUOS

En estos tiempos tan convulsionados de nuestra patria, donde se vislumbran en el horizonte acontecimientos políticos que encierran grandes peligros para la integridad de la España inmortal, me vienen a la mente los recuerdos de las intervenciones políticas en la reciente toma de posesión del presidente de La República del Ecuador, ocurrida en esta semana pasada en la ciudad de Quito.

Dijo el Sr. Presidente de La Asamblea Nacional, que el ser humano sustenta su persona en tres solvencias que son las que le dan forma a su estilo de vida, a sus principios, a sus sentimientos, a sus acciones, para conformar el mapa de su proceder al relacionarse con sus semejantes. Él lucha por las tres a la vez.

Su solvencia económica, que es la que le ha de garantizar los medios necesarios para desarrollarse socialmente, para sustentar y cuidar a su familia y para procurar a sus hijos en el camino hacia el bienestar y las herramientas que le permitan transitar su propio destino.

Su solvencia social y política, para encajar en los distintos estamentos de la sociedad, y si fuera su sitio entre la clase política, lograr los apoyos necesarios para obtener el respaldo suficiente para ejercer temporalmente los cargos de responsabilidad, esas son los rasgos principales de la DEMOCRACIA.

Pero hay una tercera solvencia. LA SOLVENCIA MORAL, que es la que redondea y debe acompañar a todo ser humano que quiera ser justo.

De nada  vale el poder económico, de nada vale el poder político- los votos ni los apoyos-  si no tienen en cuenta los valores morales sagrados y eternos que deben  estar adheridos  a todo proceder. Yo creo que en ese trance se encuentra sumergida nuestra patria en estos momentos, se han tomado en cuenta las dos    solvencias primeras, para por medio de ellas conseguir las aspiraciones pretendidas, en este caso políticas, pero han dejado de lado la más importante, la que nunca prescribe ni cambia, la que es constante en todos los tiempos,  y la que  en cualquier camino de la historia dará el veredicto final inapelable. En el pecado se lleva ya la penitencia. La historia nos muestra muchísimos ejemplos de cómo han terminado quienes  han tomado este camino equivocado, alentados por los votos y los apoyos ocasionales, que a la larga también  ellos mismos serán sus  propios juzgadores. 

Apuntes para la historia.

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