Le decía un jeque árabe a un periodista, que en Marbella como en Ibiza todo es maravilloso, donde puedes encontrar infinitos lujos de mar y tierra, tiendas de firma, joyería, gastronomía variada, grandes hoteles …Pero que ya, no se encuentra la «gente de antes» y todos sabemos las variopintas personas que representaban a la «jet set» y como iban a parar allí los famosos que se reunían en estos lugares en verano. Ahora lo más frecuente es encontrar buscavidas, incipientes y ambiciosos empresarios, bufones de la pasarela, personas a la venta hacia un mejor postor, música ininteligible, donde ni si quiera la percusión tiene calidad. Machaconería de la letra vacía y escatológica. Personas pegajosas unas, huidizas otras. Como vemos hay muchas más cosas que siguen cambiando, en calidad, cantidad y originalidad y no sólo los objetos y la naturaleza, también entran personas nuevas en el escenario. El hombre light y la mujer indomable. La esclavitud por la apariencia, el snobismo, la búsqueda del ideal y la mejor religión. La imposibilidad de encontrar todo ello… ,pues por el camino, todo se disipa ante las frívolas vicisitudes y obstáculos que nos tropezamos a diario. Antes, conocía personas ejemplares, mecenas, mitos, líderes en responsabilidad. Se han extinguido poco a poco, aunque me consta, que queda una representación muy oculta de santos, misioneros y grandes sacrificados por la heroicidad de sus vidas, entregadas al amor y a la creatividad. Lo bueno es, que convertidos en faunas de la desfachatez, el disfraz y la estupidez, podemos vivir en un desprecio y una carcajada continua, pues hemos mezclado todos los carnavales del mundo con una colección de machangadas y una exposición al exterior de nuestras caricaturas en la apariencia física, logrando un desorden que aflora monstruoso, desde el exterior, hasta una estampa físca, todo ello dibujado por el pincel de un corazón y un cerebro ridiculamente empequeñecidos. Por supuesto que no ayuda el entorno, descafeinado en posibilidades, difícil en las elecciones, imposible en la difusa economía, inalcanzable para el progreso de los que ofrecen buena voluntad. Perdón! Me he despertado. ¡He tenido una pesadilla! o he desvariado en una letárgica ensoñación interrumpida.
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