Que la fiebre de las elecciones no nos haga olvidar a las Pardelas Cenicientas y otras variedades que abundan en la isla de El Hierro. Busquemos la ayuda de Medio Ambiente y de los encargados de facilitar poder llevar hasta el mar a los pollos de esta especie protegida. Nunca olvidaré las conversaciones en nuestros picachos de la costa, cuando al atardecer y cerca del Túnel de Los Roquillos para llegar a La Frontera y desde nuestro coche despacito, oímos las Pardelas hablar o de noche en las medianías del Charco Azul. Experiencias únicas que nos hacen comunicar con La Naturaleza y en suma con el espíritu de la Vida y de la Creación. El Hierro siempre se ha sumado a las campañas de recogida y ayuda a reconducir su camino hacia el mar, de las Pardelas que por la contaminación lumínica se desorientan y quedan impedidas en los caminos y carreteras. Las Pardelas adultas, ceban de grasa a sus polluelos para que aguanten días y días,
hasta poder valerse por si mismas en alta mar, pero la mano del hombre distorsiona a la vez que puede solucionar los problemas que ocasiona de manera irresponsable con la creación.
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