Como en años anteriores asistí a la tradicional tafeña que convida a sus afiliados y simpatizantes. Siempre lo paso muy bien, pues charlo con todo el que se me acerca, ya que llevo 26 años en la isla y me considero herreña, creo que cuando me llegue la hora, moriré aquí. Tanto mi madre como yo, hablamos animadamente en la mesa que nos tocó. Estaban muy cerca el médico de familia Enrique Castro y su amabilísima esposa, también estaba al lado de Carmita Dorta, reímos todos y recordamos instantáneas del pasado. La nueva junta directiva, así como la anterior, nos recibieron cariñosamente. Saludé a Tomás Padrón, a Venancio Acosta, a Pablo Rodriguez Cejas, a Javier Armas al que doy la enhorabuena por su nuevo cargo de presidente, a la entrañable y simpatiquísima Asun Amaro y a un sinfín de amigos que sería imposible enumerarlos a todos. Todas las viandas eran exquisitas, más resaltaré la carne compuesta de cordero con papas que cocinó Juan Miguel Ayala de primera categoría y merecedora de estrella «Michelín….» El recorfontante caldo del final empataba con el grito de: «¡EL PUEBLO NOS NECESITA! » y discurso de despedida de Javier Armas, dándonos las gracias por asistir. Para mí la guinda de la tarta fué que me saqué la rifa y me tocó una bellísima orquídea de la tienda de plantas de Feliciano. Nunca me había tocado nada y salí feliz, habiendo pasado una tarde- noche maravillosa.
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