CRÓNICAS PRETÉRITAS
Por Donacio Cejas Padrón
SESENTA AÑOS DE VIDA EN COMÚN
Corría el verano 1,962, en nuestro pueblo de Frontera se celebraban Las Fiestas del Verano, y en la Víspera del Día de Candelaria, hubo verbena en La Plaza, amenizada por los equipos de música del Párroco D. Jose Segura de dulce recuerdo, entre tantos asistentes, se encontraban dos jóvenes adolescentes de distinto pueblo, que no se conocían y ni se habían visto nunca, y curiosos destinos de la vida, por casualidad, bailaron una pieza, y un poquito después bailaron otra….y seguramente otra y así comenzó una relación que nunca más se interrumpió hasta ahora, y el tiempo se ha encargado de ir transformando a aquellos jóvenes que se encontraron de forma casual, aquella noche veraniega, en unos abuelos ya ligeramente encorvados por el paso de los años, después de una larga vida de luchas, emigración y sacrificios, y de haber formado una familia compuesta de tres hijos y tres nietos.
Adentrados ya en la tercera edad, último tramo de la vida, miramos hacia atrás con regocijo y gratitud, por habernos permitido Dios formar un grupo familiar que nos da satisfacciones y alegrías, sobre todo cuando contemplamos a nuestros hijos y nietos, ahora ellos inmersos en la lucha diaria y constante por salir adelante, y a los que seguimos brindando todo nuestro apoyo y ayudas, y así se repite la historia.
Entre las grandes satisfacciones que el destino nos ha proporcionado, una de ellas, seguramente entre las muy importante para nosotros, es sin duda, el haber podido regresar a nuestro querido terruño, del cual marchamos hace ya algunas décadas de años. Celebrar La Semana Santa en Frontera es para nosotros un motivo de mucha alegría, y este año también esperamos poder pasar La Navidad en nuestro pueblo, a la que no asistimos desde hace más de cincuenta años.
Hemos podido transitar por la vida, con la tranquilidad del deber cumplido, con nuestros hijos y nietos, con nuestros amigos y conocidos, siempre llevando como norma de conducta la humildad y el respeto a todas las personas con quienes nos hemos relacionado, en los distintos escenarios donde nos ha tocado vivir, tanto en el aspecto social como laboral y profesional, exigiendo también para nosotros la debida consideración que creemos haber merecido como personas dignas y honestas.
Si algo podemos aconsejar a las parejas más jóvenes, es que perseveren en la unidad de la familia, en la tolerancia y el respeto mutuo, en el buen ejemplo a sus hijos y nietos, y si alguien me hace caso en este aspecto, entonces me sentiré gratificado y contento, porque siempre he pensado que la familia unida es la mejor manera de transitar por la vida. He tenido como norma que cuando alguien no se comporta conmigo con la debida consideración y respeto, inmediatamente me alejo de él en un camino sin retorno.
コメント