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SE VA DON JOSÉ MANUEL

  • radiogaroecadenase
  • 7 ago
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                      CRÓNICAS PRETÉRITAS

                      Por Donacio Cejas Padrón

        CARTA AL PÁRROCO D. JOSÉ MANUEL,

        CON MOTIVO DE SU TRASLADO  A  VALLE      

        GRAN REY EN LA ISLA  DE LA GOMERA.

En el programa de las fiestas del verano, aparece una carta de nuestro párroco, en la cual, se despide de nuestro pueblo, de todos nosotros sus amigos y feligreses, después de haber ejercido su misión sacerdotal por algo más siete años, al mismo tiempo nos pide que le demos el mismo  afecto y consideración  a su sucesor. Según me adelantan, un sacerdote de procedencia venezolana y que ha estado ejerciendo en un pueblo de La Palma. Así lo haremos naturalmente, siempre ha sido costumbre muy arraigada en nuestro pueblo  el ofrecerle a los párrocos que  vienen a ejercer su ministerio entre nosotros, todo nuestro apoyo y nuestros afectos, para que se sientan estimados, respetados, y considerados.

He tenido la suerte de conocer a  todos los párrocos que  han atendido nuestra parroquia desde el año 1,950 para acá. El primero que recuerdo, es al Padre Carlos, un hermano Carmelita, y creo poder opinar que todos, al marcharse, se han llevado de nuestro pueblo los mejores recuerdos.  Destacaría entre todos ellos, a D. José Segura Ojeda, que ejerció casi diez años aquí, y seguramente por haber vivido tantos años en Frontera, - el que más tiempo ha estado-  y  por  otras características de su persona,  opino yo,  que es  el que más honda huella positiva dejó al marcharse,  pues además de integrarse plenamente con sus  vecinos,  y por su  espíritu emprendedor e innovador dejó obras de gran trascendencia para el pueblo, como la construcción del nuevo campanario inaugurado el 22 de agosto de 1,957, con  dinero  enviado desde Cuba por D. Matías Castañeda Padrón, entonces emigrante herreño afincado en Matanzas, y que después sería Presidente del  Cabildo de El Hierro durante más de diecisiete años. También se construyó el aljibe para almacenar agua para la Casa Parroquial, se puso el nuevo pavimento del templo, se  trajeron nuevas imágenes  como El Nazareno, se pusieron los nuevos bancos de La Iglesia, etc. Trajo el fútbol a nuestro pueblo formando tres equipos de fútbol: El Candelaria, El San Lorenzo y El San  Fernando. compuso varias canciones  referidas a nuestro pueblo, entre ellas seguramente la más recordada:  “De La Altura Jinama, Para Las Puntas me voy…”  y algunas otras, que todavía se recuerdan y se cantan.


Ahora nos toca despedir a otro párroco D. José Manuel, que marcará y hará historia en nuestra parroquia y en nuestro pueblo. Llegó aquí jovencito, a ejercer de párroco por vez primera, y desde los primeros momentos supo integrarse sabiamente con sus vecinos,  seguramente nadie como él ha  logrado una identificación plena con todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo, su labor  religiosa ha sido fecunda y  muy positiva,  singular y casi única. Todos los vecinos y muy especialmente los niños y la juventud,  se han hecho sus amigos. Ejerció de docente  algunos cursos, y ello seguramente influyó  también para intensificar su relación con ellos. Ha desplegado una labor callada, pero muy intensa, atendiendo a los inmigrantes. Ha sabido atender a los más necesitados del pueblo. Ha logrado una relación maravillosa con las autoridades locales e insulares,  como su obra cumbre más significativa en el  aspecto social y económico;  seguramente será el nuevo salón parroquial a punto de ser inaugurado, que viene a satisfacer una necesidad imperiosa de nuestra parroquia, por muchos años solicitada, y por la cual se le recordará de una manera muy especial. 


Como sé que a nuestro párroco no le gustan las lisonjas,  no me extenderé más. Dejará en nuestro pueblo una huella que nunca se extinguirá, aquí deja su querida Parroquia de Candelaria, y deja una legión de amigos que le abrirán  sus puertas generosamente cuando sus ocupaciones le permitan visitarnos.  Deja a su cocinera y amiga María en Los Mocanes, que con tanto cariño lo ha recibido diariamente en su casa  para comer. Deja a Nicolasa, su amiga del alma, a la incansable Conchi. Deja a  Elsa su colaboradora constante,  y a tantas y tantas amigas y amigo, y en mi casa, le  extrañaremos especialmente en  las comidas familiares del Día de Candelaria, pues con mucho gusto desde hace ya varios años  le hemos sentado entre nuestros hijos y familiares como uno más, ...así es la vida.

Hemos tenido la suerte de compartir amistad con sus padres, que igualmente que Vd. se han ganado el cariño de todos  nosotros, y que nos gustaría verlos algún día por aquí.


Que Dios le proteja y le ayude en su nueva tarea en La Gomera, seguro que su labor allí, será igual de positiva y que se ganará el cariño de sus nuevos fieles. Dios lo quiera.


Por último solo nos queda invitarlo a nuestras casas, que siempre estarán abiertas sus puertas para Vd y su familia y donde tendrá muchas camas donde acostarse.


Me vienen  a la memoria unos versos de la poeta venezolana Maria Lourdes Devonich, que le

 oí pronunciar hace muchísimos años:


                  Cuando  un amigo se va,

                  queda un espacio vacío,

                  que no pueden llenar,

                  ni todas las aguas de un río.

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