Son muchas las personas que optarán por la prudencia. Los amigos del recogimiento y la lectura, llevan muy bien tomar las medidas profilácticas adecuadas.
El equilibrio interior no tiene edad. Desde la más tierna infancia puede verse a niños observadores, bien alimentados y mejor instruidos desde el principio de su vida. Digamos que el afecto, la mejor vitamina les mantiene en la mejor zona de confort.
En estos momentos los individuos que no encuentran sitio cómodo, sin ocupación, sin norte y peor si carecen de ideales se volverán agresivos, deambularán y entorpecerán una sociedad que busca desesperadamente salir de la crisis.
Ahora más que nunca debe reinar el sosiego, la calma y el ingenio.
De todas las situaciones críticas, aprovecha la humanidad para evolucionar. La criba de la desestabilización, llevará al progreso como siempre a los que mejor se adaptan, a los que saben reinventarse.
El recelo volverá cautos a los que tienen mucho que perder. Las personas que aman mucho se cuidan mucho. Su instinto de servicio y cooperación les hace útiles, les hace imprescindibles.
Salir como los lagartos al sol, puede ser una conducta arriesgada. La búsqueda de quien nunca encuentra silla cómoda, persona interesante, ni sitio adecuado nos convierte en detritos alérgicos similares a los que nos hacen colapsar en medio de las pandemias.
Los hombres y mujeres que no tienen disciplina para profundizar en sus afectos familiares y sociales, se descargan de pilas, se hacen vulnerables y mediocres. Nuestra sociedad avanza con la rectitud, la lealtad y la prudencia. Todo crece con el ahorro de energía y se deslíe en la dispersión de nuestras fuerzas. A nadie se le ocurre vender espliego dispersado por los campos. El recolector sabe que tiene que invertir su tiempo en realizar atados. La vida se asemeja a un campo parecido al que se alude a las parábolas del nuevo testamento, vertidas por Jesús para alimentar las almas. El fruto sale de nuestras manos, el amor hacia el trabajo, hace que la siega, y el buen tratado de la siembra, aflore después del tiempo dedicado. La sabiduría llega ante el esfuerzo y la experiencia. Estas cualidades descartan a los vagos, los tibios y los pusilánimes. Las cualidades que abonan la tierra son principalmente el sacrificio y la disciplina, casi más importantes que la solidaridad, algo que no practican los farsantes de nuestra sociedad.
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