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¡Mi propio adiós! Por María Elena Moreno

Casi todos los visionarios que han informado de sus definiciones ante la vida y el Universo, ya han fallecido. Casi todos se acercaban a la verdad, pero todos ellos, reconocieron que no sabían nada. El Bing Bang y su teoría, ya pasaron de moda, ahora se centra la atención en la monstruosa gran materia con agujero negro incluido a donde se dirigen todas las galaxias. No hubo explosión de punto de salida, porque el universo ha sido eterno y lo seguirá siendo, No hay uno, sino varios monstruosos universos, la maravillosidad de nuestra biología y el tesoro de nuestro planeta, que se ofrece a los ojos de la creación como un milagro.

Mi propio adiós va dirigido a Antonio Gala que tenía tanto miedo a la muerte, que la negaba, negaba la vida eterna pero no se atrevía a negar a Dios. El dijo que la humanidad era inhumana, porque permitía que existiera la vergüenza del hambre en la infancia, la mortandad de las guerras, siendo para él el mayor pecado conocido, la avaricia, y como consecuencia todas las malas pasiones que la acompañan y que todos conocemos. El propio Papa Francisco cuando encomienda las guerras a la Virgen y ésta no le contesta, afirma en público que él es indigno. Es indigno porque lucha en vano contra la miseria y permite una Iglesia de estómagos repletos y bancos que fomentan la fabricación de armamento y sobre todo porque no puede eludir que se practique la hipocresía de juicio ante la promiscuidad.

Digo adiós con retraso a Göethe, que estaba en la posesión de la verdad cuando definió a la creación como una inmensa tela de araña donde la araña, o sea Dios, se "entera de todo cuando se mueve cualquier hilo del inmenso entramado.

No puedo decir adiós a los noticieros, pues me gusta saber lo que pasa. Pero la humanidad se conoce a través de los periodistas manipulados y retrasados mentales, que son los más, pues ellos ponen el foco de atención en los crímenes, las corruptelas, los cuernos, las peleas callejeras y el horror de las numerosas guerras que queman el planeta tierra. Exhiben el hambre y el desollamiento de la carne humana porque no tienen otra cosa que contar.

Le digo adiós al amor humano, porque no hay nadie a quien amar, sino a Dios que nos busca desesperadamente. Adiós a la proliferación de degenerados y ejecutores del gen egoísta. Me digo adiós a mi misma pues ya estoy cerca de la autoinmolación de mi propia vejez.

Adiós a todas las mentiras sobre Jesús que intentan ocultar que Él era el "Cordero de Dios y el amado del Padre". Adiós también a los que no toleran ni respetan la variedad de creencias y de Fe que reinan en cada tipo de cultura. Le digo adiós al pesado y al aburrido, al reiterativo y al que patina en medio de su vida obtusa y ausente de significado. Les digo Adiós. A todos Adiós, pero no se impacienten, aún me quedan al menos tres lustros de vida para hacer lo que más me gusta que es venerar a los libros y plantar flores.

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