Me levanté bien de ánimo y pronto cambió mi semblante, las lágrimas acudieron a mis mejillas, cuando encendí la pantalla del televisor y contemplé al Papa humillado en silla de ruedas, que en el norte de Canadá, intenta redimir a la iglesia, para solucionar errores del pasado y volver a pedir perdón a los abusados. Los incendios furibundos, lo arrasan todo. Terrenos nuevos e incluso los mismos, que quemados años atrás, vuelven a arder otra vez. Las guerras y puntos calientes, cobrándose la vida de muchos inocentes, así como la destrucción de los legados culturales, obras de arte y patrimoniales de índole histórico, que cuando son destruídos, me causan un dolor insoportable. Pero no podía parar de llorar, cuando sentí la falta de respeto por nuestro planeta. Las hambrunas, las sequías y otros problemas, que se podrían solucionar, sin la codicia de unos y otros. Si pudiera saber lo que está pensando Dios… En cada niño que muere de hambre, se mancilla a Dios y todos somos responsables. Espero que la llorona que hay dentro de mí, pueda controlarse a pesar de lo que se nos viene encima. Pero cuando cuidas a alguien, debes ignorar tus propios malestares, vestir la cara de sonrisas y salir al supermercado o a la farmacia. Sacar las fuerzas a veces de donde no las hay, y con una emoción parecida al cabreo, tener el coraje de ponerse en marcha.
radiogaroecadenase
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