Quisiera transmitir la absoluta tranquilidad sobre las amenazas de decir adiós a la vida terrenal.
A menudo nos preocupamos, más que nada por no asimilar la separación de nuestros seres queridos. El no poder seguir siendo importantes para el fluir de la vida familiar o íntima.
Pero la seguridad de que la muerte nos llega de manera arbitraria y que no depende de nosotros es un hecho real.
Malas digestiones, subida de la tensión arterial, ictus, trombos, accidentes de tráfico, accidentes domésticos, disgustos, cáncer, cirugías, muerte súbita, infartos, un "mal rayo que te caiga" , parkinson, alzheimer, infecciones de todo tipo y muerte natural, esperan que el destino las seleccione como motivo de fallecimiento.
Cuando has cumplido ciertos años, ves como quien escapa de una peritonitis, muere por una maceta caída desde un 5º piso. Alguien escapó de deshidratación, pero muere ahogado en el mar pescando o haciendo deporte.
En una vida segura y feliz, nadie descarta un suicidio por desesperación, estrés o depresión prolongada.
El dedo de Dios te señala cuando menos te lo esperas. No hace falta el corona virus para palmar.
Hay quien vive de p. madre y muere alegre en un "ocho miles" o una intoxicación etílica.
Es inútil preocuparse. Para unos, la huída hacia delante para evitar la muerte se trunca por una caída fatal en la bañera. Es mejor vivir en la inconsciencia.
¡Levántate temprano y vete a trabajar o reza en una iglesia! La muerte no depende de nosotros, o como decía el título de una película: " ¡danzad, danzad...malditos.!"
No te preocupes, escaparás o sucumbirás cuando se alineen favorable o desfavorablemente los planetas...
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