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INESPERADO...por María Elena Moreno

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Era un día cualquiera, dirigiéndome al trabajo inicias la ruta, vas pensando en algo de tu rutina y te complaces en ir contemplando los distintos verdes, que como como tapices de la naturaleza lucen en las hojas de los árboles, sientiendo el aire renovador de un nuevo amanecer, entre luces intermitentes, que cual bailarinas destellan tras las ramas, siguiendo el túnel de árboles, cuya cúpula de irisados destellos, fluye al doblar cada recodo en la ascensión de la montaña. Hay delante de mí unos camiones que van cargados de pinocha, y coches que conducen personas, que también se dirigen a su trabajo cada día. El ritmo y la velocidad son normales, frenas en la curva y aceleras en las rectas y de pronto, en una distancia mínima entre vehículo y vehículo, de menos de quince metros, aparece delante de mí un coche que ocupa ese espacio, en cuestión de segundos, mientras vamos en ruta dando un volantazo y enseguida me doy cuenta de que sus ruedas han girado 90º, para situarse delante mí a la velocidad del rayo. Normalmente se adelanta de forma gradual y en este caso se me ha sitúado un coche a velocidad, entre dos vehículos, paralizando mis venas de inmediato. ¿Era un coche de carreras? , un prototipo único, no lo sé. Pero son situaciones que no te esperas, siendo la pericia de su piloto, lo que evita una situación de fatalidad. Entonces comprobé que los reveses del destino penden de un milímetro, de un segundo, de un pensamiento, de un momento aleatorio que rompe la armonía de toda situación. Cuántas veces todo sucede fuera de nuestro control. Por ello debemos llevar al máximo la atención de nuestras acciones y evitar cuantos imprevistos se formulan fuera de nuestras perspectivas.

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