Desde los estímulos de las dulces fragancias, o de ciertas feromonas almizcleras de la industria de la perfumería, hasta los olores de reconocimiento, mezcla del jabón que usamos y nuestra agua de colonia, existe una percepción extrasensorial, algo que informa de imperceptibles olores, que emanan de nuestros poros, hasta los casi desagradables que afloran ante los ejercicios, los esfuerzos y la enfermedad. Incluso hay olores que se impregnan en nuestro lugar de trabajo. El aire acondicionado en mal estado de limpieza, mezclado con el del tabaco, cuando no estaba prohibido fumar en las oficinas, hacía que mis tejidos de lana y algodón, de la ropa que me ponía por la mañana, llegaran a mi casa, para incorporarla directamente en la lavadora. Una vez detecté la diabetes en una amiga solo por cómo olía su aliento. Los bebedores intensos, aun si practican la higiene bucal, son detectados rápidamente. Me causan hilaridad las mujeres que están obsesionadas con los olores mientras sus hijos/as se restriegan con cualquiera, cuando salen de noche. O cuando buscan olores en su inmediatez, porque sin saberlo, su fosa séptica se rebosa. Ya dijo un científico que un señor perfumado, con loción de afeitado, puede contagiarte de una tuberculosis, o cosas peores aunque huela bien.
Lamentablemente muchas escritoras/es famosos e insociables, que escribían en su buhardilla, eran señalados, nó por su talento, sino por el ligero olor que despedía la arena de sus gatos, cuando defecaban, aunque ellos las renovaran a diario.
Pero hay una peste invisible que es la que despide un alma que no ha sido exorcizada aún. La peste y el color verde plomizo que despide un aura negativa, no se ve, se intuye, y queda en nuestro subconsciente, con la visualizada imagen perversa captada desde nuestro interior.
A mi perra le molesto más, cuando me perfumo y en cambio se satisface con mis humores antes de ir a la ducha o de lavarme los dientes, el mejor perfume para ella es el "olor natural de su dueña" de hecho, una prueba de amor irrefutable es cuando un familiar necesita higiene y no nos desagrada en absoluto.
Las enfermeras aprenden a soportar el olor de sus pacientes, pues ese es su trabajo.
En fin, yo soy alérgica al perfume industrial, ¡no se me acerque por favor!
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