Los hijos engendrados en las fiestas privadas de halloween, son iguales que los que nacen encargados en las azoteas de los edificios donde se dejaron la puerta abierta del portal a lasa cinco de la mañana en los días de los carnavales. Son iguales de lícitos que los que la cigüeña entrega en un hogar convencional y equiparables a cualquier ser humano, se conciba donde se conciba, pero la ingenuidad de los niños que desafían a la muerte cruzando a las doce de la noche, vestidos de fantasmas por el paso de peatones, nos llena de melancolía al pensar si sus futuros serán iguales de divertidos.. Lo importante es que quieran a sus hermanos y que les lata el corazón muy deprisa en medio de una carcajada desdibujada por el maquillaje de los colorines de los vampiros a la luz de la luna. Hallowen es casi nuevo en Canarias, aunque mi halloween fue el vídeo de M.Jackson en Thriller que me fascinó para toda la vida. Pero la fiesta de los muertos y de todos los santos, la tenemos a diario cuando evitamos dejar pasar la vida, en la lucha aventurera de cada 24 horas. La carrera de obstáculos le cultiva las caries a las personas que no tienen tiempo para calcificarse, las ojeras de los que trasnochan tendiendo la ropa en la solana, dejando que hierva el potaje, darle la comida al gato, garabatear la agenda y zambullirse en el sobre para cambiar las ojeras violetas por las bolsas del que duerme de un tirón, para resucitar y al día siguiente llevarle flores a las mini celdas de nuestros adorables seres queridos que ahora no visten de blanco, negro y calabazas, sino de azul, de sonrisas y de marcarnos una pauta angelical que nos saca cada día de los problemas oscuros y nos ayudan dentro de un mundo permanentemente fantasmagórico.
radiogaroecadenase
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