
OLYMPUS DIGITAL CAMERA Hay vidas que son indispensables, personas cuyo nacimiento es una bendición. Don Juan Ramón estuvo ahí, en su tierra, evitando el trasiego de médicos itinerantes, el se quedó. Se ganó la confianza de los herreños. A través de él muchas personas nacieron debidamente asistidas, otras se curaron con sus tratamientos, se diagnosticaron, se hospitalizaron en un dispensario humilde con muy poquitas camas pero él suplía con su vocacional dedicación la precariedad en tiempos difíciles. Demostró Don Juan Ramón que en una isla pequeña y olvidada, valía la pena ejercer y prestar un servicio personalizado. Digo esto, porque nuestro médico entregó a la isla sus mejores años y lo que es mejor, conocía a sus pacientes y a sus familias porque era atento, y se interesaba por todos los pobladores de su tierra natal. Recuerdo mis tertulias con Leoncio Morales, mi muy querido compañero, el cual se refería a Don Juan Ramón para contarme un sinfín de anécdotas vividas por él, ya que fue uno de sus pacientes y también atendió a sus padres, Dª Antonia y Don Miguel en varios episodios en donde fue pertinente su atendimiento e internado en el pequeño hospital que Don Juan Ramón dirigía de manera vocacional. Era humilde, pero poseía una personalidad que infundía respeto. Varias veces me mandó Leoncio para consultarle, y ya jubilado, me atendió en el despacho de su casa. En seguida fui testigo de su amplia inteligencia y de su profunda capacidad para la penetración psicológica en el alma del otro. Una más de sus características era su disciplina y método. Don Juan Ramón no se limitaba a ser médico solamente, sabía dirigir el hospital ubicado en la Villa de Valverde, en donde tuvo hasta última hora su residencia. Su gran madurez y su sentido filosófico de la vida le permitieron siempre tomar decisiones sabias y ecuánimes. De manera que según lo iba conociendo, iba admirando algo que me sorprendió cuando conversé con él y era que su ciencia iba más allá de la medicina, pues siempre investigó, se ponía al día, se superaba de manera permanente. En el año 2017, ya fallecido Leoncio, quise cumplir con la promesa que le hice y lo propusimos en la Asociaión Cultural Hero, para los «Premios Leoncio Morales» Leoncio siempre estuvo agradecido a las colaboraciones desinteresadas que hacía como hombre que memorizaba la vida de sus coetáneos, antepasados, en suma de todo lo relativo a la isla de El Hierro y que vertía en entrevistas en la revista «La voz de El Hierro» y en «Radio Garoé Cadena Ser». Adiós Don Juan Ramón, su vida fue muy útil como médico, como persona, para su familia, sus vecinos y sus pacientes. Estoy segura que ocupará un lugar muy cercano a Dios en el Cielo. «Por sus obras los conoceréis»
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