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Nos hemos retrotraído a la visita que hicimos a este pequeño hotel, donde la literatura gastronómica se plasma por la excitación de nuestros sentidos. Nuevamente hemos asistido, en una velada respirando el aire del mar y oyendo el estallido de las olas. Todo con sumo cuidado, y decoración de muchas estrellas, esta vez, nos detenemos y observamos como Davide, lleva a cada mesa la leyenda de la historia de lo que fue un legendario almacén de barcos comerciales que atracaban en la zona, portando todo aquello que encargaba la isla para obras de la construción, tal y como se hizo El Faro, con el desembarco incluso de camellos, materias primas para la alimentación y un sinnúmero de fletes que incentivaban la vida comercial de La Frontera, pues como se desembarcaba, también se cargaban las barrigas de esos vapores y veleros, para su comercio al exterior.
Davide también explica a cada comensal, la rica variedad de productos utilizados en esta degustación. Y lo mejor, las expresiones de interés de cada cliente, que comprueban, como le explican la vida anterior de cada escudo expuesto en sus paredes, los cuales pertenecieron a cada barco retirado de la actividad, como llegó hasta allí el buzo y como se ha redecorado respetando todo el escenario anterior sin faltar nada.
El esmero y el cuidado, hacen muy interesante la exposición de sus protagonistas, esta vez, la pareja formada por Davide y su esposa Paula, se dedican a enriquecer la visita de los clientes llegados de todas las partes del mundo, unos para hospedarse en sus habitaciones y otros para disfrutar de sus menús.
Interminables platos que van, desde los mejores entrantes, pasando por la carne y el pescado, preparados de manera inusitada, enriqueciendo los toques únicos que despiertan nuevas tendencias culinarias, hasta llegar al postre. Por eso reproducimos el resumen que hicimos en marzo, exponiendo que, este fragmento pasó de las seiscientas entradas.
Momentos únicos, que rozan la incredulidad, al no saber si estás viviendo un sueño de aromas y texturas o si se funde realidad con verdadero viaje al mundo de una singular cultura de cocinas modernas y ancestrales y un trato exquisito para cada comensal.
"En el Hotel Restaurante Puntagrande, puedes vivir las mil y una esencias del sabor. El menú degustación, cocinado por el chef Luca Della Giusta, te transporta hacia los excelentes marinados, las gelatinas que evocan los años 20, donde se entremezclaban los licores, sofisticando el tono que llega directo al paladar. Las cremas dulcifican la materia prima que evoca la intensidad de cada producto escogido en las mimadas huertas de la Italia de los grandes viñedos. El chef, formado en la gastronomía del Mediterráneo, juega con la tinta de los moluscos del mar, mantecados salados tenuamente, purés de legumbres, transforma la pasta en lo que emula algas, sabiamente adereza con el mejor aceite puro de oliva. Ternera entre purés y magret de pato a la naranja con higos, se hace la pausa con el sorbete de la fruta de la pasión, para ir directamente al postre de brownie de resultados de ambrosías, distintos chocolates y gotas caramelizadas, en suma un espacio de tiempo para dar rienda suelta a tus sentidos gustativos, y para entender el mundo de las esencias puras, que nacen en los bosques del mar y de la tierra, bañados por el sol.
Davide Nahmias al frente, y un equipo limpio y ejecutante de protocolos de asepsias, te pueden transportar en unas horas a las mejores referencias de las capitales cosmopolitas que van a la vanguardia de la restauración.
Eres grande si sabes valorar todo ese trabajo de exquisiteces, y eres pasional si eliges como lugar preferido, esa atalaya donde se contempla el romper de un oleaje de espumas y esmeraldas, donde te sientes príncipe medieval por primera vez. "
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