CRÓNICAS PRETÉRITAS DE FRONTERA
Por Donacio Cejas Padrón
EL TALLER MESA EN MERESE
Cuando a diario pasamos por la carretera de Merese, en dirección a Los Llanillos, nos encontramos con el amigo Mesa ocupado en su taller mecánico, rodeado de gran cantidad de coches y camionetas a los que poco a poco va reparando y entregando a sus dueños, siempre con paciencia y con mucha capacidad técnica y con una sonrisa muy agradable que refleja su buen estado de ánimo, y demostrando la satisfacción que le produce su trabajo de mecánico, actividad en la que se ha desempeñado toda su vida.
Da gusto conversar con Mesa, siempre de buen humor y dispuesto a atender a quienes le visitan en su taller.
He tenido desde hace algún tiempo el deseo de dedicarle una de mis modestas crónicas a Mesa y su taller, para ello he tenido una agradable conversación con el mismo, en su taller de Merese, sin interrumpir su labór, contemplando las bonitas construcciones que con su trabajo constante y callado ha logrado construir en terrenos que seguramente serían de su abuelo D. Benito a quien conocí. Allí está la antigua vivienda de su abuelo, situada detrás de las construcciones de Mesa, que sirve de testimonio y de recuerdo de otras épocas ya pasadas en el tiempo, creo recordar que D. Benito era albañil.
He de referirme al apellido Mesa, nuevo en nuestro pueblo. Por los primeros años de la década de los cincuenta del pasado siglo, mi recordado tío Mauro León adquirió unos terrenos junto a la Plaza de Tigaday para construir su casa de vivienda, y contrató a D. Ignacio Mesa, un albañil procedente de Tenerife que llegó a nuestro pueblo junto a su familia, entre la cual estaba su hijo Nino, también albañil, y fue El Maestro D. Ignacio el que fabricó la casa de tio Mauro, una de las mejores del pueblo en aquellos tiempos ya lejanos. Recuerdo también al Maestro D. Ignacio trabajando en la remodelación del pavimento de La Iglesia, me parece que también trabajó en la casa de Da. Marcelina en La Laguna y varias construcciones más, y ello tuvo como consecuencia que esa familia se quedara por largos años viviendo en Frontera, su hijo Nino se casó con una hija de D. Benito llamada Mercedes que gracias a Dios sigue viviendo en Merese, los recuerdo en mis tiempos de niño paseando su noviazgo por la carretera y en el casino de Tigay. Nino falleció bastante joven cuando ya yo había emigrado, después de haber levantado varias obras en nuestro pueblo, y de haber construido su propia casa que hoy forma parte del grupo de las construídas por Mesa. No supe si D. Ignacio regresó a Tenerife o si se quedó definitivamente en Frontera.
Por lo tanto ese apellido Mesa, que ya forma parte del entramado social y humano de nuestro pueblo, proviene de D. Ignacio, y que en su continuación ha derivado en su nieto Mesa, que ahora me he enterado que se llama Ignacio igual que su abuelo, un gran mecánico y mejor vecino de Frontera, y que ya también es abuelo, pues su hija ha emparentado con Adáy Cejas, vecino mío en nuestras propiedades en El Moral de La Viuda, hijo de Maximiliano Cejas y de su esposa Cónchi, que procedentes de Valverde y Tenerife se asentaron hace décadas de años en nuestro pueblo de Frontera.
Así se ha ido formando el conglomerado humano del Valle de El Golfo, del que nos sentimos tan orgullosos, y donde es tan agradable vivir, y al que vemos crecer constantemente, nutriéndose de personas que por distintas razones han venido a asentarse aquí y que han contribuido a su desarrollo.
Agradezco a Mesa el ratito que me dedicó, contándome algunos pasajes de su vida, de cual es su secreto para poder trabajar y cumplir con sus clientes, y le deseo de todo corazón que siga en su callada labor de mecánico en la cual encuentra la mejor de las satisfacciones, pues me dice, que cada día le gusta más su trabajo.
Da gusto contemplar los edificios que con su trabajo constante ha ido construyendo y que hoy son sede de algunas casas comerciales. Gracias Mesa por la contribución que has prestado y sigues prestando a nuestro pueblo, para su engrandecimiento y constante desarrollo.
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