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DISMINUCIÓN DE LAS LLUVIAS EN CANARIAS

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CRÓNICAS PRETÉRITAS Por Donacio Cejas Padron LA FALTA DE LLUVIAS EN CANARIAS, UNA REALIDAD. La disminución de las lluvias en Canarias y en nuestra isla en particular, va camino de convertirse en una tragedia dentro de no muy poco tiempo. Hace ya bastantes inviernos que las lluvias no se hacen presentes en El Hierro con la intensidad de antaño, y ello ha ido mermando gran cantidad de árboles frutales que siempre vivieron en régimen de secano, como los durazneros, higueras, almendreros, etcétera. Si nos paseamos por las medianías de El Golfo, donde siempre hubo una gran cantidad de frutales, especialmente almendreros, durazneros, higueras, nos encontramos que ya no existen, prácticamente todos se han secado, y si sobrevive alguno es que de alguna manera se le ha provisto de riego, igualmente la viña en esa zona de medianías, desde los Altos del Lunchón hasta Los Llanillos, toda esa zona era gran productora de vinos de la mejor calidad, casi todo el mes de septiembre y parte de Octubre era la época de las grandes vendimias en El Golfo, incluso a veces había que vendimiar lloviendo, recuerdo las pobres bestias de carga, burros y mulos cargados con sus serones bien llenos de uvas, bajando por los numerosos caminos del monte hasta los lagares. Con la aparición de los pozos y otras maneras más modernas de producir agua, se han podido implantar en nuestro Valle, nuevos cultivos tropicales antes desconocidos, pero muy exigentes en agua para su desarrollo, y la verdad es que no me siento formado para opinar al respecto, pero pudiera suceder que un dia no muy lejano haya que prestarle una atención muy esmerada a la relación cantidad de agua- cultivos a desarrollar. Las razones de la falta o disminución de lluvias en esta parte de la tierra, parece que tiene varias causas, entre ellas el llamado cambio climático, pero lo sorprendente es que en La Península vemos a diario los intensos aguaceros, temporales que desbordan ríos y que inundan ciudades y zonas de cultivos, mientras que aquí hace muchísimos años que no podemos contemplar esos fenómenos. Yo recuerdo en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, las grandes lluvias que con bastante frecuencia caían sobre nuestro Valle, recuerdo los barrancos desde la cumbre hasta la costa, incluso los daños que causaban en los caminos y terrenos por donde bajaban, que modificaban tanto el paisaje, que después costaba mucho esfuerzo volver a delimitar los canteros, especialmente en La Frontera. Esperemos que este ciclo de años de sequía se termine y de nuevo volvamos a tener nuestra isla toda verde en sus prados y montañas, y que los huertos vuelvan a producir todo cuando antes prodigaban. Dios lo quiera.

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