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CUANDO NACE EL NIÑO por Maria Elena Moreno



Siempre preparo la Nochebuena practicando todo el año la amnesia que me permite pasar de la toxicidad, de lo falso y de lo ridículo. Hago caso omiso de mis enemigos si es que los tengo, (no reconozco a ninguno) más bien siento piedad por las imperfecciones del alma que algunos sacan a relucir. Pero, el motivo de este breve artículo, no es otro que felicitar. Yo felicito a todo el que lo pueda leer y lo lea. A mis prójimos, y pido, como hacían las monjas en la clase de religión y en la misa de las ocho de la mañana: «Por los que sufren y están enfermos, por los que no creen, por los que se mueren de hambre, por los pecadores (aquí nos incluimos todos), por los misioneros y las misiones, en fin por el mundo entero.» Se acerca el año nuevo, todo lo que pasó en 2020 salvo dos o tres días milagro fué negativo. Si fuera cierto que no hay mal que por bien no venga, el 2021 vendrá cargado de bendiciones. Deseo que nos traiga cordura, verdades, buenas intenciones, paz, amor, reconciliaciones, comida para los que pasan hambre y caridad para ellos. Respeto para la flora, la fauna y todo lo que Dios ha creado, que se marchen los malintencionados, que se queden los buenos y los ungidos por Dios para renovar y mejorar todos los confines de la tierra. En fin, yo como casi todo el mundo, me he hinchado de mandar wash app a mansalva. Hasta la saciedad me los han mandado a mí. Todo sea dicho, también he tenido que bloquear, ignorar, perdonar, recuperar recuerdos y amistades. Lo que hace todo el mundo. Me duermo todas las noches a la patallana, porque ignoro si he hecho algo malo, mi conciencia está tranquila.

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