¿Qué tratan de ocultar los cristales de colores? La niña que cruza el océano, los ataques a Trump, las cumbres, las fotos de familia, la desquiciada actividad de los periodistas buscando terroristas, bombas, asesinatos, descuartizamientos, abusos sexuales, estafas... Todos son cristalitos de colores que anuncian la Navidad. Detrás de esos cristalitos de colores que yo miro embobada en las ventanas de las moles catedralicias, detrás de los cristales muranos o bohemios, se esconde una oscura realidad. ¿Que ocultan los cristalitos de colores?, pues bien, ocultan nuestra vulnerabilidad. No queremos oír la respuesta indiferente hacia las hambrunas que están acabando con las razas más bellas del mundo, las sequías que están fulminando a los animales más fascinantes del orbe, la condición humana echada a perder tras los apetitos insaciables, los que incluyen las fragancias, los bolsos, los exóticos menús y la foto navideña de la tontería. No queremos hacer seguimiento de los pirómanos, de los pendencieros de la política, de los falsos profetas... El Universo, con sus agujeros negros y sus llamaradas solares está mucho más en orden que nosotros, terráqueos involucionistas. Delante de mi frugal desayuno, sólo se me ocurren las frases pronunciadas por mis hermanos cuando eran pequeños: El que no se ha escondido, ¡tiempo ha tenido! y ¡Sálvese el que pueda!...
En la lancha del barquero y aserrín aserrán las hogueras de San Juan...
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