Cuando tuve en mis manos el libro que proximamente será presentado el 23 de Julio en el Ayuntamiento de La Frontera aproximadamente a las 7 de la tarde, y cuyo autor es Donacio Cejas Padrón, sin querer, me brotaron lágrimas. Saber que un hombre nacido en la isla de El Hierro, iba compilando los escritos que comenzó a publicar en el año 2000, cuando ya se consideraba retornado a su país de origen, haciendo constar, que cuando se tiene talento, y se deja atrás una vida de trabajo, aflora la necesidad de hacer una parada en la rutina diaria, para ejercer un sueño que ahora despertaba en él.
Llevaba la dinámica implícita, de la necesidad de desarrollar una vida plena, que como buen padre y esposo, le llevó a realizar. Ahí comienza Donacio, a comprender que tenía que responder a la llamada y plasmar en el papel, unos recuerdos, unas instantáneas y experiencias, que pujaban por salir de la memoria y que cargadas de emotividad, se iban produciendo, metódicamente, hasta ver cumplido un nutrido libro de crónicas, las cuales, no sólo llevaban la información sobre la trayectoria de su vida, sino que también contribuían a recoger datos históricos de la existencia de los antepasados en el Valle del Golfo y por consiguiente de la isla de El Hierro.
En definitiva, nacía un escritor, que demasiado ocupado en ganarse la vida, había pospuesto, el poder demostrarse así mismo, que la necesidad de relatar acontecimientos vividos en su pasado y su presente, se podían convertir en las que yo considero, exquisitas crónicas, muy útiles para la aportación y definición de una enorme parcela de hechos, fechas y datos que, entrelazados entre sí, comenzaban a nutrir los huecos de información que su sorprendente y magnifica memoria, ahora mostraba y aportaba a los lectores que nos íbamos recreando con sus escritos.
Donacio, un hombre de principios, generoso y de fuerte personalidad, comenzaba a comunicar a través del papel escrito, de una manera sencilla y humilde, sin saber que el resultado, iba a situarse en una publicación sumamente importante, para los que se aferran en el amor a su isla, a Canarias y cómo no, a la Venezuela denominada por muchos octava isla, su relación en la vida de los emigrantes que partieron un día y que regresaron devolviéndole a la isla de El Hierro, con todo el agradecimiento, parte de su sudor y los frutos de su trabajo.
El libro, interesantísimo, contiene no sólo unas crónicas, sino además, sus bellas portadas, sus fotos antiguas y un romanticismo especial, que son los afectivos recuerdos, donde al leer entre líneas, revelan a una persona psicóloga por naturaleza, que es capaz de dibujar el carácter y la idiosincrasia de los oriundos de nuestros pueblos, así como también la habilidad de análisis, al juzgar como se desenlazan unos hechos hilando en cada crónica, paisajes, situación en el tiempo y el conocimiento que penetra la condición humana. Es fácil encontrar en sus crónicas, graciosas conclusiones y moralejas, las cuales nos aportan entretenimiento y provocan irónicas sonrisas de admiración y empatía con sus observaciones.
Respetuoso, jamás ofende, solamente se acerca a la realidad y con la suma finura de su pluma, trata de enseñarnos su resumen de pensamientos y acción coordinada en su fuerte despliegue de inspiración y buena voluntad.
El libro, prologado por el ahora elegido como cronista oficial del municipio de La Frontera, Carmelo Padrón, que a la par y coetáneo, ha sido fiel en la observación a la trayectoria de Donacio Cejas, definiéndolo perfectamente como hombre, como canario y como herreño.
Pero lo que en definitiva, me ha hecho brotar unas lágrimas de alegría y melancolía a la vez, es el motivo de haber compartido su ilusión por publicar sus crónicas, una a una, en la revista de Leoncio, en sus medios digitales, y además él, Donacio, colaboraba también como tertuliano, en la emisora que Leoncio fundó, a finales de la década de los ochenta y que yo, como testiga fiel, iba viviendo en paralelo como amante compañera, observando a través del tiempo transcurrido, con admiración absoluta hacia Donacio, como colaborador y a Leoncio, como soporte, con sus medios de comunicación, ofreciendo desinteresadamente, cada uno, sus importantes aportaciones a nuestra sociedad y en este punto y hora, he de decir que Donacio, era imprescindible en la tarea de hacer llegar la revista "la Voz de El Hierro" a diferentes puntos de venta y distribución, pues llevaba en cada número su corazón puesto en la ilusión de que sus infalibles crónicas llegaran a los lectores.
Donacio Cejas era capaz de convocar eventos, donde se reunían personas relevantes del mundo de la cultura y todo ello, nutría todavía más sus crónicas, pues allí acudía público, autoridades, fotógrafos y periodistas, que difundían más aún y enriquecían sus llamadas por él, "Crónicas pretéritas".
Si se adentran en esta obra de crónicas compiladas, aprenderán, sentirán y disfrutarán de la manera original en que el autor, que como han dicho los buenos escritores "Cuanto más sencillo se escribe mejor", pues donde aflora el talento verdadero, se logra el estilo de la sencillez, la claridad y la compresión de los grandes, consiguiéndose la elegancia en la ausencia de rimbombancias y perifollos, que Donacio ha sustituido por expresión viril y fluida, a la hora de crear su propio estilo, al ponerse a relatar sus crónicas deliciosas, para engrandecer de nuevo la condición que tiene la isla de producir hombres importantes y buenos historiadores, para la posteridad.
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